lunes, 2 de agosto de 2010

Payito el cachorro

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Inicio de semana, inicio de mes y siguen las lluvias agobiándonos en este año en que "La niña" esta haciendo chanchadales, y lo que nos queda, según los meteorólogos.

En fin que hoy me voy a referir un poco a "Payito", un cachorro, después reservista que cumplió con su SMP (obliatorio) en el Estado Mayor de la II RM allá por 1988 cuando cuando se llevaba a efecto la Operación Danto (para los que no lo sepan o no lo recuerden, en este operativo militar unos 3 mil miembros del EPS cruzaron la frontera con Honduras, para atacar batallones de contra revolucionarios que acampaban en territorio vecino, desde donde se movilizaban y a donde regresaban después de atacar las tropas sandinistas).

A Payito le gustaba caminar catrin, impecablemente limpio, botas lustradas, pantalón pinto dentro de las botas, camisa rigurosamente manga larga y su fusil AKA mas brillante que un espejo. Aceitada y lista para disparar en todo momento. No se como lo había logrado, pero en sus dos años de servicio militar y posteriormente cuando se convirtió en reservista, siempre usaba el mismo fusil al cual le había grabado sus iniciales en la culata, como lo hicieron muchos cachorros, soldados y reservistas que no solo escribían su nombre si no también el de la novia, esposa o hijos.

Todas las tardes, con una pachita de Aceite tres en uno (que siempre portaba en su mochila) y una camiseta vieja, desarmaba su AKA y la volvía a armar, en una especie de religiosa costumbre, diciendo a todo aquel que preguntaba el por que de su costumbre: "Este mi fusil, puede haber muchos, pero éste es el mío. Mi fusil es mi mejor amigo, es mi compañero y es con quien defiendo mi vida. Sin los cuidados que le doy mi fusil, no sirve, al igual que yo no sirvo sin mi fusil, pero para acertar con mi fusil y darle al enemigo, debo cuidarlo mas que a mis ojos, para evitar que el enemigo me dé a mi, debo cuidar mi fusil. Mi fusil y yo somos una unidad, y como tales somos los defensores de mi patria, de mi vida y la de mis compañeros...."

Hoy en día Payito trabaja de taxista por las calles chinandeganas, siempre catrincito y bien peinado. Ignoro si aún conserva ese fusil que tantas y tantas veces limpio y con el que quien sabe cuantos combates aguanto. Lo cierto es que pese a la famosa Ley 510 sobre la tenencia y uso de armas por parte de civiles, y que no contempla por ningún lado sea lícito el poseer armas de guerra, de vez en cuando salen algunas en los bochinches que se montan los políticos.


La tuani

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