Nunca tuve la habilidad para silbar (aunque alguna vez hace muchas lunas quise aprender), además que mis débiles intentos se veian opacados por el criterio tanto de mis profesoras como de los miembros de mi familia, quienes aseguraban no se veía bien que una "niña" tuviese esa costumbre.
Pero estas chatelitas asiaticas lo hacen a la perfección, atreviéndose a realizar acompañamientos con musica clásica. Los silbidos de la primera me recuerdan un pobre canario que sufría la mala suerte de tener como dueña a una ex vecina que no le daba de comer y que finalmente se palmo (el canario) .... la vecina emigró a la yunai y como ahora esta de moda irse a España, pues que actualmente vive en Cadiz. Seguro que si se le ocurre matar de inanición a otra criatura de Dios, ahi la van a echar presa los de la sociedad protectora de animales.
La tuani
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