viernes, 29 de enero de 2010

Reflexiones sobre el salpicon




Nuestra comida esta llena de complejos y deliciosos platos. Todos sabemos el gusto que nos da lanzarnos un pescado a la Tipitapa con tostoncitos, un plato típico surtido o un arroz a la valenciana con manuelitas acompañado de un delicioso refresco.

Pero existe un plato que esconde en su sencillez una elegancia milenaria, se trata de un plato sencillo, el cual se sirve con arroz, frijolitos fritos, plátano cocido y si se puede con un fresco de kalala.

Se trata del salpicón, un plato sencillo, saludable, sin grasa. Un plato que se enfrenta a las pretensiones del mercado con absoluta confianza en su valor dentro de la gastronomía nicaragüense.
El salpicón es la cúspide de la cocina. Es la sencillez convertida en arte culinario. Junto a un limón, el salpicón puede aplastar cualquier plato pretensioso que pretende esconder sus debilidades detrás de salsas blancas, quesos derretidos y pretensiones pequeño burguesas

El salpicón no necesita escudos, ni parapetos, el salpicón es nicaragüense en su intrepidez ya que no anda con mates de Steve Mcqueen, se presenta tal y como es, listo para la batalla y la ardua tarea de existir.

Traté de buscar los origines del salpicón en el excelente libro de James Stanley Wheelock, La cocina nicaragüense, pero no encontré nada. Ni un párrafo sobre este gigante del paladar nica. A pesar de eso, es un libro que recomiendo ya que James le hace huevo como escritor, aunque como comandante no convencía a nadie.

El salpicón esta catalogado como comida corriente, algo ligero o algo que no se le pone mucha mente, se pica la carne, se le pone sus cebollitas, chiltomas, apio, su limón, se acompaña de arroz, frijoles y un plátano cocido y ya esta. Listo para enfrentar el apetito.

Hoy día el salpicón se encuentra en el olvido. Las calles de mi Managua están llenas de ofertas culinarias, asados, pizzas delgadas a la napolitana, churrascos y filetes tacón alto; platos servidos por hombres y mujeres que comen salpicón al regresar a sus casas.

El salpicón fue mi salvación y me recuerda a mis gratos momentos sentado en el comedor del Roberto Huembes, observando la masa humana, cuando todo era esperanza y soñábamos en multi-color. Nuestra visión no se llenaba de los grises que pronto se apoderarían de nosotros.

El salpicón representa la paz y la tranquilidad. Su rival es la cruel y despiadada moronga. La moronga es un caballo de Troya lleno de microbios que se insertan en el estomago y comienzan a masacrar a nuestro sistema interno, como un mercenario, la moronga asesina lo que encuentra frente a ella y su resultado es el caos gastrointestinal y un eterno dolor de estomago. La moronga es la sangre frita del animal sacrificado.




La moronga es la oscuridad y el fin, el salpicón es la paz y la tranquilidad.
publicado por K-5 Martinez

1 comentario:

equipo de trabajo: k-5 y la tuani dijo...

Yo no sé si la moronga es la oscuridad y/o el fin, pero es que a mi el cerdo y sus derivados no me gustan, nel pastel, negras. En cambio el salpicon me encanta, y no es del todo cierto que no se coma salpicon por acochi, logicamente en los lugares de comida rapida no lo vas a encontrar, ni en los remedos de restaurantes finos, pero en las fritangas si.

La tuani