viernes, 29 de enero de 2010

"Ingrid y yo, una libertad agridulce"


Las memorias de un hombre ninguneado. Eso es lo que parece ser la publicación, de ese libro (aunque no lo he leído, ni pienso hacerlo), pero según lo que dicen los medios, Juan Carlos Lecompte de 52 años se paso todo el tiempo que su mujer estuvo secuestrada, con una imagen de carton del rostro de Ingrid deambulando por las plazas colombianas pidiendo por su liberación y/o participando en actividades con el mismo objetivo.

Según cuenta y se ve en la imagen, cuando finalmente volvió a verla, ella bajaba de un avión vestida con uniforme militar y la única muestra de cariño (si es que aún le quedaba alguna) que Ingrid le mostro fue una mirada indiferente y un rozamiento en la barbilla mientras le preguntaba ¿Como estas?. Después de eso no lo volvió a determinar.

Yo no se y tampoco me atrevo a emitir criterios de juicio sobre si su rescate fue pactado a cambio de dinero o si fue el producto de una estrategia que se salió bien al ejercito de Uribe (como lo deja entrever el marido ignorado), pero lo que si me pregunto es, que acaso este hombre no escucho hablar alguna vez del Síndrome de Estocolmo? Es un mecanismo de defensa del secuestrado que se encuentra indefenso ante la agresión de sus secuestradores, lo que conlleva a la creación de un vinculo de identificación, de simpatía y hasta de agrado con los mismos.

De que se queja este individuo? De que se les haya muerto el amor? De que ella no corriera a sus brazos? De que no lo haya besado al estilo de Hollywood por media hora hasta que se les acabara la saliva en las glándulas? Supuestamente existieron algunos cruces de acusaciones entre ambos, por un lado él decía que ella le había sido infiel en la selva, supuestamente basado en los libros que ex secuestrados publicaron acerca de los amoríos de Ingrid y ella a su vez de ser drogadicto.

Ahora ella vive en las islas Seychelles y esta preparando un libro (otra que se vuelve escritora) por el cual la industria del cine gringo le esta pagando una millonada para llevarlo a la pantalla grande.

Yo creo que cuando las cosas se acaban, se acaban, para que andarse con resentimientos? Aunque es comprensiblemente humano que el ex marido se sienta o se haya sentido como en buen nicaragüense se dice; “por la v”, porque al parecer él se había imaginado un encuentro tipo película corriendo uno hacia el otro hasta fundirse en un abrazo, que ella lo incluyese en los agradecimientos públicos o simplemente que le dedicase algún tiempo solo para los dos.

Lo que si es evidente es que eso de sacar libros publicando la vida y milagros, resulta, claro para los famosos de alguna forma, porque si yo publicase la mia solo la compraría mi mamá, quizás mi papá y alguno de mis hermanos.
La tuani

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