viernes, 26 de febrero de 2010

Alacraneando con Los Zepplinianos



Después de ese post de la Tuani, dedicado al recuerdo, el amor hacia los amigos que conocimos a lo largo de nuestro camino a la oscuridad; pensé que en vez de lanzarme un sniff o cortarme los pulsos con un cuchillo sin filo, tal vez fuese mejor reflexionar un poco y al suave, sobre el fin, la oscuridad y un petardo bien empacado de aquellos que me lanzaba al softly cuando salí del mi SMP prestado en el glorioso Bli Sócrates Sandino en donde nos destacamos sacándole plumeros a la guardia.

Claro yo no estuve en los Ligeros Corredores o cazadores como se llamaban ellos, pero estuve en la misma zona de Rio Blanco, Mulukuku, Banderitas, el Bambuzal, Punta de Plancha, El Toro, Bocana de Paiwas.. Todas esas trochas en donde chocamos con aquella guardia del Jorge Salazar. Días duros, pero tuanis.

Duele admitir que fui un adicto a la guerra, incluso después que me pegaron mi respectivo balazo y tenia la opción de quedarme en Managua en la dirección de medios de Hugillo Torres, decidí regresar a mi Bli y terminar allí como corresponsal.

Al regresar a Managua, lo único en que pensaba era como poder regresar, aunque yo estaba claro de que como soldado ya no daba la talla, mis ojos de alcancilla y mis depresiones me tenian en jaque. A pesar de creer profundamente en la revolución sandia, me encontré en un vació profundo el cual llene con mi alacrán, mi moto y mis alucines y mis adicciones a substancias alcohólicas que causaban ese subí y baja existencialista con serios intereses de clase.

Esta rola clásica de Robert Plant, el maestro Page y el resto de los Zepplinianos ayudó mucho a pasar aquellas tardes en mi calurosa capital, cuando no existían Centros de compras y los super estaban vacíos, pero nuestras almas llenas ( aunque sea de humo) de la solidaridad humana que hoy día es un triste recuerdo. No tengo idea que paso con aquel cassett viejo que andaba de arriba abajo escuchando esta rola.

Por K-5 Martinez

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